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¿Debemos delegar el arbitrio de la verdad a las plataformas?

Patrícia

Actualizado: 16 ene

El anuncio de Meta sobre reemplazar los “verificadores” por "notas comunitarias" ha generado mucho debate. Google también ha anunciado que no piensa invertir en "verificadores". Y Twitter ya hace años que usa el sistema de notas comunitarias. Pero, ¿son los “verificadores” la solución a la desinformación? Yo creo que no… 


Entiendo que estas decisiones causen cierto malestar, teniendo en cuenta que hay algún estudio que confirma que los “verificadores” mejoran el ecosistema, pero a pesar de todo creo que la solución a la desinformación en redes no es esa, y la prueba es que pese a este tipo de “soluciones”, la toxicidad aún continúa. 


Además, tengo la convicción de que sería más práctico focalizar el debate en preguntarnos si de verdad pensamos que debemos delegar el arbitrio de la verdad a las plataformas.  Para empezar, porque nuestra relación con la verdad es compleja, especialmente en algunos ámbitos como el político, el deportivo y otros que acostumbran a generar polarización.


A todo esto, añadiría que la verdadera raíz del problema de la desinformación no está solo en el diseño de la tecnología, sino en el comportamiento humano: también está demostrado que las personas a menudo compartimos información más influenciadas por lo que sentimos que por lo que pensamos, En los ecosistemas digitales mayoritarios se produce una retroalimentación viciosa entre el sesgo de confirmación y el diseño de los sistemas. Tecnología por otra parte desarrollada por empresas comerciales con un enorme poder.


Creo  que mientras no existan infraestructuras públicas digitales (cosa que parece que está muy lejos de ocurrir), necesitamos seguir en la línea de la DSA y la DMA, intentando mantener a raya a las plataformas y fortaleciendo el periodismo de calidad para garantizar debates públicos informados y democráticos.


¿Es posible un ecosistema digital más saludable? Si os interesa el tema, lo trato ampliamente en mi libro. Desde la ética de la comunicación, planteo que la toxicidad de la esfera pública interpela claramente al periodismo, que debe ser capaz de ubicarse en este contexto y convertirse en una pieza clave en el desarrollo de la comunicación cívica en esta etapa que he llamado la era de la mediación algorítmica. Para más detalles, podéis consultar el post sobre el libro Inteligencia artificial, ética y comunicación: el factor humano en la era de la mediación algorítmica.




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